Antes de la protesta hubo reuniones entre ministros y piqueteros para agilizar los pagos de la ley y suavizar el reclamo.
El martes por la noche, un día antes de la protesta de ayer, Mario Quintana, Jorge Triaca y Carolina Stanley fueron hasta la casa de Fernando “Chino” Navarro en Barracas. El anfitrión y referente del Movimiento Evita estaba acompañado por su compañero en esa organización Emilio Pérsico y Juan Grabois, una de las cabezas de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) que el Evita también integra.
A pesar de la peregrinación de tres ministros del Ejecutivo, la Capital amaneció sitiada por segundo día consecutivo. El martes había sido el turno del Polo Obrero y de las organizaciones más duras. Esta vez fue el turno de las más dialoguistas CTEP, la Corriente Clasista y Combativa y Barrios de Pie. Sin la opción de levantar la medida, el Gobierno interpretó como un gesto de buena voluntad de las organizaciones que hubiera carriles liberados en la mayoría de los cortes y que levantaran la movilización a Plaza de Mayo, prevista como corolario de la protesta.
La ley de Emergencia Social y el salario social complementario no fue el único reclamo que las organizaciones sociales les llevaron a los tres integrantes del gabinete presidencial. Navarro, Pérsico y Grabois les transmitieron una larga lista de quejas. “No cumplieron nada. Falta leche para los comedores. Macri firmó un convenio por 10 obras para cooperativas en Almirante Brown y solo se están haciendo tres”, bramó uno de los referentes sociales. Otro punto de conflicto fueron las partidas para comprar herramientas.
El Gobierno suspendió la reunión del Consejo de Economía Popular y promete una respuesta contundente para las organizaciones, que esperan poder empezar a cobrar cuanto antes los salarios sociales de $4 mil pesos. “Tenemos la expectativa de una oferta superadora y de que empiecen a cumplir”, dijeron desde el Movimiento Evita.