En mayo, el aporte estatal había tocado un piso de 30%. Pese al constante aumento en los servicios, el porcentaje llegó al doble.
La administración de Mauricio Macri decidió desde el comienzo incrementar las tarifas de luz, gas y transporte como una forma de disminuir los subsidios públicos, para que el Estado cargara con menos costos.
Tras subas del 1000% en la distribución eléctrica (luz), casi 500% en gas y más del doble en los boletos de colectivos, se había logrado que los usuarios solventaran la mayor parte de los costos. Sin embargo, la fuerte depreciación del peso de los últimos meses cambió los equilibrios.
Aunque los servicios cobraron mayor peso en el gasto de los consumidores, los costos se dispararon porque la energía tiene sus precios dolarizados. En octubre, el Estado volvió a ser el principal aportante en los servicios públicos, y ya afronta el 60% de los costos en la luz, por ejemplo.
“A fines de 2015, la relación era 90% lo pagaba el Estado y 10%, los privados. En mayo, se habría logrado que la ecuación fuera 70% privados y 30% el Estado. En octubre, volvimos a que el Estado se haga cargo del 60% de los costos y la demanda (hogares-comercios), el 40%”, describe un empresario del sector eléctrico.
Los subsidios para servicios de carácter económico, que pueden ser los de energía o transporte, se están duplicando este año en relación a 2017, según datos de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP).
En octubre de 2017, el dólar estaba a $ 17,85 para la venta, según la cotización del Banco Nación. Un año después, se conseguía a $ 37,80. La depreciación total es entonces del 111%.